Ciudad de gritos reúne las voces interiores que desatan la propia raíz en las palabras, donde el sonido se absorbe para no apagar con el vacío la forma primitiva del ser y de su esencia.
Se queda el grito mientras el vuelo luminoso detiene el escarpado en despertar de cantos, es el ensayo de la noche que busca el aljibe del olvido en oficio constante para defender la huida y eximir los lastres que lo devuelven al duelo.
¿De dónde vienen los gritos que no se escuchan? Es la ciudad que se abre sobre la superficie apenas separada de la vida. Porque la muerte es ahora el tiempo puro, esa vibración de corriente única.