Desde la profundidad del lenguaje, la poesía toma su significado de la naturaleza con la que se crea. La expresión poética es fruto del momento íntimo entre lo que acontece en el interior del poeta y lo que a su alrededor es capaz de proporcionarle los elementos necesarios para su creación, ese momento único que sólo él conoce.
Todos los elementos que se encuentran a nuestro alrededor son susceptibles de ser versificados, como dictados por esas musas endiosadas que dictan lo que ellas quieren escuchar. Así nace el poema buscando el argumento pactado bajo el signo del ritmo y la palabra; y su cuerpo es el espacio que ocupa en el lector para hacerlo suyo.
El poema, con su estructura versátil, utiliza elementos retóricos: metáfora, hipérbole, anáfora, hipérbaton, etc, que dan forma a su ejecución. En Alacena de mis versos, están los poemas desnudos, despojados de retóricas elocuentes.
Escribir poesía es un arma de deseo inconfesable; pero no es una ciencia exacta, no tiene valor seguro, busca historias verdaderas, esconde secretos y misterios; y al final dice: sí, creo en ti.