Nació en Caracas, de padres asturianos, un catorce de agosto de 1973 y, aunque hubo dos viajes anteriores a la tierra de origen, en los que disfrutó de una libertad que no disfrutaba en su ciudad de nacimiento, no cambió de residencia de manera definitiva hasta que cumplió los 13 años.
Escribe desde los 16, y siempre ha tenido que luchar para conseguir una meta quizá demasiado exigente para lo que él dice que son “sus capacidades literarias”. Eso le hizo entrar en una sequía creativa desde los 18 a los 25, de la que le salvó ese rasgo terco que posee, y poder foguearse en varios talleres literarios, a los que les debe mucho.
Ha destruido mucho más material del que conserva, y la selección que publica Nimbo Ediciones significa un punto de partida, una tábula rasa desde la que espera seguir aprendiendo.
Participa en varias asociaciones, no está haciendo aún el teatro que le gustaría hacer, lee y se mantiene alerta dentro de toda la vorágine que nos rodea.
Sabe que, al final, sólo queda seguir el camino.